LA ESCUELA MODERNA

Imagen de cubierta: LA ESCUELA MODERNA
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Libro disponible en la Distribuidora Traficantes de Sueños
Editorial: 
Coleccion del libro: 
Idioma: 
Castellano
Número de páginas: 
220
Dimensiones: 200 cm × 120 cm × 0 cm
Fecha de publicación: 
2013
Materia: 
ISBN: 
978-84-940394-3-0

En 1901, se inauguraba la Escuela Moderna de Barcelona. Este sencillo acto, una escuela más, abrió las puertas a la renovación pedagógica en el mundo hispánico, con una trascendencia que seguramente ni sus protagonistas tenían en mente ni podían intuir. Su propuesta pedagógica, un laicismo y racionalismo de base igualitaria y libertaria, rompía con todos los moldes de la enseñanza dogmática y cargada de prejuicios imperante hasta esos momentos.

Francisco Ferrer, con su escuela, se hacía continuador de la rica teorización y experimentación pedagógica que se había desarrollado desde las filas anarquistas, sobre todo francesas, en lo que se denominaba como educación integral, que no era otra cosa que llevar a la escuela el apoyo mutuo, el afecto, la observación racional de la realidad, la coeducación entre géneros y clases sociales, el juego como herramienta de aprendizaje, la higiene como elemento fundamental en el desarrollo del ser humano; en pocas palabras, una escuela adaptada al ritmo y desarrollo de los niños y de las niñas y no al revés.

AUTOR/A

FERRER GUARDIA, FRANCISCO

Francisco Ferrer Guardia (1859-1909), pedagogo y activista político español, fue el fundador de la Escuela Moderna e introdujo en España el racionalismo pedagógico. Fundó en 1901 la Escuela Moderna, uno de los experimentos pedagógicos más interesantes de la historia contemporánea española, con grandes influencias en toda Europa. En sus aulas no se enseñaban enseñanzas religiosas y sí científicas y humanistas, se fomentaba la no competitividad, el pensamiento libre e individual (es decir no condicionado), el excursionismo al campo, y el desarrollo integral del niño.<BR>Según Ferrer Guardia, la educación no puede ser dogmática ni basada en dogmas ni prejuicios, y debía aceptar los métodos de la ciencia, desterrando todo lo que no se puede demostrar por el método científico. La libertad era considerada un valor fundamental, se procuraba la igualdad de todos, niños y niñas, que ese educaban juntos, se rechazaba el espíritu competitivo y por lo tanto toda imposición, exámenes, premios y castigos.<BR>Entre sus contenidos, se declaraba prioritaria la educación del conocimiento, los afectos y la sexualidad, la experimentación y la observación de la naturaleza, la solidaridad, la ayuda mutua y la crítica de las injusticias. Su educación se basaba en la evolución de los niños, y se hacia de forma individualizada. Todo ello presentado con una didáctica no directiva.<BR>La Escuela Moderna generó enseguida la crítica de los ambientes e instituciones más conservadoras, y sobre todo de la Iglesia Católica, pues ponía en entredicho sus postulados dogmáticos, sus métodos y el poder económico de los centros educativos de la Iglesia. No cejaron hasta destruir a su fundador y cerrar la Escuela Moderna. Durante todo el primer tercio del siglo XX, decenas de escuelas, ateneos libertarios y universidades populares de toda Europa seguirían los planteamientos de la Escuela Moderna.<BR>Una de las formas de expresión de las ideas de Ferrer Guardia, aun cerradas las escuelas, fueron los ateneos libertarios, opuestos a la rigidez y dogmatismo de la enseñanza existente y a la falta de infraestructuras educativas oficiales para la propia clase trabajadora. Y aunque se constituyeron como asociaciones culturales, funcionaron en la práctica como escuelas para miles de personas sin recursos para poder pagar una enseñanza privada. <BR><BR>http://www.uhu.es/cine.educacion/figuraspedagogia/0_ferrerguardia.htm<BR>

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