LA EUROPA REVOLUCIONARIA, 1783-1815
La Revolución francesa no sólo derribó gobiernos e instituciones políticas: transformó radicalmente el orden social. Aquellos acontecimientos dieron nuevo impulso e incluso contenido revolucionario a movimientos posteriores, desbarataron el conservadurismo que dominaba las relaciones sociales y las instituciones políticas vigentes y obligaron a los gobernantes a enfrentarse con los problemas que la revolución planteaba y a unir sus fuerzas para darles solución.