Para envío
La guerra en Ucrania avivó en mí los terribles recuerdos de la Segunda Guerra Mundial.La destrucción masiva, las ciudades arrasadas y asoladas, lo que quedaba de las edificaciones destrozadas, las incontables muertes de militares y civiles, la avalancha de refugiados... Reviví los crímenes de guerra, el maniqueísmo absoluto y la propaganda engañosa. Y vinieron a mi mente los rasgos comunes a todas las guerras que he conocido, la de Argelia, Yugoslavia o Irak. La misma criminalización no solo del ejército, sino del pueblo enemigo, los mismos delirios, los mismos errores e ilusiones siempre renovados, la irrupción de lo imprevisto siempre sorprendente y luego rápidamente trivializado.He escrito este texto para que lecciones como estas, de ochenta años de historia, puedan servirnos para afrontar el presente con total lucidez, para comprender la urgente necesidad de trabajar por la paz en aras de evitar la peor de las tragedias: que estalle una nueva guerra mundialo.