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El autor arroja una primera parte con una exposición declarativa de evidente influencia wittgensteiniana. Libro en la frontera entre el aforismo y la pedrada. La segunda y tercera parte cuentan con una forma menos fragmentada, pero sin duda aún más descarnada, elección consecuente con lo abstracto de lo planteado y con la estética escogida: el brutalismo lógico. «Fenomenología de la Imago» es un manuscrito de descubrimiento, aprendizaje y distanciamiento. Descubrimiento al optar por trayectorias poco transitadas o abandonadas. Aprendizaje por percatarse y asimilar cómo esas sendas se entrelazan y afectan entre sí. Y distanciamiento porque una consecuencia de lo anterior es, para autor y lector, la percepción de la holgura que separa nuestras creencias de lo que hemos hecho del mundo.