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San Francisco fue durante los años sesenta la ciudad de las flores, la cuna del movimiento hippie, la tierra a la que los jóvenes acudían como un paraíso en el que vivir el verano del amor. Haight Ashbury, los Be Inns del Golden Gate Park, Telegraph Ave, Berkeley, Nortth Beach. Los Beatles, los Stones, The Doors, Janis Joplin o Grateful Dead. Alen Ginsberg, Abbie Hoffmann, Timothy Leary. Beatniks, hippies, yippies y otros disidentes fueron los héroes de una juventud que quiso cambiar el mundo. Se oponían a la vida programada, a la rutina de la sociedad burguesa, a la guerra y al consumo masivo. A cambio ofrecían utopía, imaginación, hedonismo, espiritualidad e inocencia. San Francisco vivió el sueño de una generación privilegiada que gracias bonanza económica pudo plantar cara al sistema desde posiciones poco politizadas. Cuarenta años después este libro revisita los lugares emblemáticos para descubrir que es muy poco lo que queda. La historia forja mitos y leyendas pero las personas y las ideas permanecen. Ese es el legado de un tiempo con el que crecí y al que he dedicado años de estudio, aunándo mi interés por la historia y el cine. Hoy en día, San Francisco sigue deslumbrando como un faro de ilusiones caleidoscópicas.