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Gracias a la prostitución hay hombres adultos que transfieren rentas a los jóvenes del precariado, quienes, a cambio, ofrecen compañía, sexo, y también conversación. Los prostitutos no venden sus cuerpos, más bien los alquilan mediante contratos verbales explícitos que definen la prestación del servicio pactado. Hay tres formas de prostitución entre varones: en la calle, en espacios privados, y mediante internet. Cada clase de prostitución entre varones tiene sus propias características. Y son los espacios de ejercicio de la ocupación los que definen, tanto los riesgos como los estigmas que padecen trabajadores y clientes. La prostitución entre varones es parte estructural de las subculturas gais contemporáneas y su estatus social depende de la situación global de la homosexualidad en cada sociedad concreta. A explorar todas estas cuestiones en perspectiva social e histórica se dedican estas páginas.