«En Levi todo concuerda, todo se sostiene. Médico primero, después escritor y artista por una sola e idéntica razón: el respeto inmenso a la vida». Estas palabras de Jean-Paul Sartre, contenidas en uno de los apéndices de este libro descomunal que es Cristo se detuvo en Éboli, describen a la perfección la esencia de un hombre que vivió su vida con una coherencia y una presencia de ánimo fuera de lo común.
Intelectual de origen judío procedente de una familia acomodada del norte de Italia, Levi fue desterrado en 1935 por sus ideas políticas en el llamado Mezzogiorno, la región meridional del país, y en ese lugar «hecho con los huesos de los muertos» descubrió un mundo que no parecía pertenecer a su tiempo, una extraordinaria civilización campesina donde la tradición, la magia y la superstición constituían una forma de vida tanto o más cabal que la que hasta entonces había conocido, y donde sanadores de cerdas, bandidos revolucionarios, sepultureros encantadores de lobos, vírgenes negras y ángeles jorobados convivían con las figuras más recalcitrantes de la sociedad italiana del período mussoliniano.
A camino entre el diario, la introspección moral, la reflexión histórica y el retrato social, Cristo se detuvo en Éboli es una oda deslumbrante a la belleza de lo sencillo, la poesía de la miseria, la grandeza de lo cercano, un viaje en el tiempo a una tierra en la que una población azotada por el paludismo vive en condiciones de extrema pobreza y atraso, literalmente dejada de la mano de Dios. Y es que «a esa tierra oscura, sin pecado y sin redención, donde el mal no es moral, sino un dolor terrestre, que está para siempre en las cosas, Cristo no bajó. Cristo se detuvo en Éboli».
CRISTO SE DETUVO EN ÉBOLI
AUTOR/A
LEVI, CARLO
Carlo Levi (1902 - 1975), hijo de una acomodada familia judía de Turín, fue, a partir de los años treinta, uno de los más destacados protagonistas de la vida intelectual italiana. Médico y cotizado pintor, además de escritor, desarrolló paralelamente a su carrera artística una incansable actividad política de oposición al régimen de Mussolini que lo llevó a unirse al movimiento antifascista Giustizia e Libertà y, finalmente, le valió una condena al exilio en Lucania, asolada región de la Italia meridional. De esa experiencia nació su libro más famoso, Cristo se paró en Éboli, al que siguió una rica y valiosa producción literaria tanto en forma de novelas (El reloj, Las palabras son piedras) como de ensayos. Indultado por el régimen fascista en 1936, Levi se mudó a Francia donde continuó con su militancia política y escribió, entre otras cosas, Miedo a la libertad. Murió casi ciego tras haber cubierto durante dos legislaturas el cargo de senador por el Partito Comunista Italiano.