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El 22 de septiembre de 1609 se publicó el decreto de expulsión de los moriscos del reino de Valencia, que les daba tres días para abandonar sus casas y acudir a uno de los puertos designados para embarcar rumbo al norte de África: Vinaròs, Valencia, Dénia y Alicante. Atrás dejaban un territorio que habitaron y conformaron durante siglos.
Los colonos cristianos que repoblaron aquellas tierras encontraron un paisaje muy definido que decidieron mantener o alterar según sus necesidades y su manera de entender la organización del espacio, pero lo cierto es que los musulmanes dejaron una huella en la ordenación y el aprovechamiento del territorio que, en mayor o menor medida, todavía hoy podemos apreciar. Seguir estas huellas nos ayudará a conocer mejor a aquellos antiguos valencianos, pero también, indudablemente, a nosotros mismos.