Espejos turbios, engañosos fuegos fatuos, dríadas que ignoran que lo son, alas que brotan como castigo, llaves que cierran cuerpos, fuentes que engañan con su lumbre, niñas de espinas, deseos cumplidos que llevan a la muerte, gente que no es humana y humanos que no son exactamente gente... Todo tiene cabida en el Bosque Profundo, lugar acaso infinito habitado por todo aquello que vive dentro de nosotros sin que queramos saberlo, y donde no hay nada más aterrador que un "por siempre jamás". Breves relatos oscuros, con un aleteo inquietante, tupidos como la maleza fértil que se retuerce en zarcillos, húmedos como el musgo en que habita el rocío. Fábulas sobre el temblor de la intuición y sobre las pulsiones, culpas y deseos de los que apenas somos conscientes. Tarot de intenciones torcidas, de deseos mortales. Híbridos entre lo poético y lo macabro, estos fragmentos de historias perdidas reptan entre unas páginas que se convierten en bosque negro como la tinta. Cuidado al adentrarse por sus inciertos senderos, en los que cada lector se mirará de frente con todo aquello que teme de sí mismo.