Hannah Arendt escribió en Los orígenes del totalitarismo que Eric Voegelin es autor del mejor relato existente del pensamiento racial. Voegelin, a su vez, elogió en estas conferencias sobre Hitler y los alemanes el ensayo de Arendt Eichmann en Jerusalén. A ambos pensadores les une el afán de comprender las causas últimas del nacionalsocialismo y la idea de que el régimen nazi no habría triunfado ni se hubiera podido sostener sin la colaboración de muchos alemanes de a pie, o si estos hubieran resistido al nazismo.Cuando en 1964, de regreso en Alemania tras su exilio en Estados Unidos, Voegelin decide abordar públicamente estas cuestiones, la opinión dominante consideraba que las culpas habían sido expiadas con la derrota y la ocupación. Ante la tibieza de las autoridades hacia los partidarios confesos del nazismo, muchos preferían el olvido. Frente a esta situación de degradación moral, Voegelin no solo se opuso a la posibilidad de superar el pasado, sino que denunció la sutil y persistente complicidad de sus contemporáneos con el nacionalsocialismo.Aparte de sus agudos análisis sobre el «descenso al abismo» de las Iglesias o de la judicatura durante el nazismo, estas conferencias constituyen una especie de terapia. Voegelin aplica nociones centrales de su pensamiento sobre el gnosticismo occidental, el «analfabetismo espiritual» o el orden de una comunidad humana abierta a la trascendencia. Por su tono y su contenido, sus intervenciones recuerdan a las famosas conferencias sobre el político y el científico de Max Weber, a cuya grandeza rinden homenaje.
AUTOR/A
VOEGELIN, ERIC
Nacido en Colonia en 1901, estudió derecho y ciencia política en la Universidad de Viena, donde se doctoró con Hans Kelsen. Durante los años treinta adquirió cierta notoriedad al criticar los postulados racistas del nazismo, lo que le obligó a emigrar a Estados Unidos en 1938, cuando la Alemania nacionalsocialista procedió a la anexión de Austria. Trabajó en diversas instituciones académicas americanas hasta 1942, año en que fue nombrado profesor de Ciencia Política y Gobierno en la Universidad de Luisiana. En 1958 regresó a su Europa natal para hacerse cargo de la cátedra de Ciencia Política de la Universidad de Múnich, donde también fundó el Institut für Politische Wissenschaft. Volvió a Estados Unidos en 1969, desarrollando desde entonces y hasta su muerte, en 1985, su labor investigado