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Una guerra se libra delante nuestra. Una lucha encarnizada entre élites de diverso tipo por alcanzar las mejores posiciones ante un posible colapso ecosocial. Un combate sostenido en todos los terrenos que enfrenta a neoliberales frente a nacionalpopulistas, a oligarquías globales contra aristocracias locales. Pero no debemos dejarnos engañar. Se trata de una contienda que encubre el alma del auténtico conflicto que hay en disputa: la supervivencia en condiciones dignas de la gran mayoría de la Humanidad. En efecto, mientras la reyerta entre las élites es continuamente radiada, se silencia cómo la civilización posindustrial parece encaminarnos a una terrible crisis ecosocial multidimensional que golpeará (ya está golpeando) de forma más rápida y acusada a las grandes masas populares, especialmente a las más vulnerables. Y, puesto que parece que no hay nadie al timón, cabe dudar si las visiones que pretenden aprovecharse de esta situación para continuar una estrategia business as usualencarnan el culmen del realismo o más bien el de un disparate que nos encamina a la perdición conjunta.