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Las revoluciones son la respiración de la historia. En las crisis epocales, prosperan como ambición genérica de justicia, congregación de sectores diversos en torno a un significante vacío en el que cada cual vuelca sus propias ilusiones. Siempre hay muchas revoluciones dentro de la revolución, y se dan otras paradojas ?este libro las explora? que complican el mito de la epifanía de un pueblo que, persuadido súbitamente del carácter injusto del orden existente, se vuelve contra sus tiranos.
Este libro despliega dos partes y es por un lado un paseo por las revoluciones pretéritas. Por las chispas de su estallido, su evolución, su fondo religioso, su vinculación típica a adelantos técnicos cuyas transformaciones estimulan la imaginación política, sus desencantos. Por la compleja relación entre revolución y contrarrevolución, sus vasos comunicantes, cómo ambas movilizan a potentados y menestrales. Se camina de la mano de una larga nómina de revolucionarios de antaño, de John Ball a Marx, de Graco Babeuf a los anarquistas barceloneses, de Lenin a Pasolini, de Proudhon a Castro, de los ciompi a los comuneros.
Se mira, por otro lado, al porvenir; ya en realidad al presente, cuando la última revolución triunfante ?la neoliberal? comienza a evidenciar ruina, pero, más aún, se ve periclitar la era más larga iniciada con la invención de la máquina de vapor. La Pequeña Edad del Hielo precipitó las revoluciones atlánticas del siglo xviii, y otro cambio climático precipita ahora la crisis terminal de la era desarrollista. En el futuro se pugnará por aferrar el timón del insoslayable decrecimiento: ecofascismo vs. ecosocialismo. Se escucha ya el estruendo de la primera de esas dos revoluciones adversarias y predecibles. La segunda comenzará a sonar ?se reflexiona aquí? si la izquierda se desprende de traumas paralizantes, veneraciones polvorientas y escleróticas ortodoxias y se relaciona con su propio pasado al modo de un buscador de perlas, que en él rastree cualesquiera referentes valiosos, descarte los vergonzantes y elabore con los primeros el kintsugi, la reconstrucción, de lo disgregado en la Primera Internacional, en pos, ahora, de un decrecimiento justo y humanista.