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La periodista Sarah Babiker Moreno esboza en este ensayo los mapas posibles de la precariedad y la desigualdad de la ciudad actual, para tratar de dimensionar los efectos de la deshumanización y la necropolítica, desde una mirada que evita el derrotismo. De este modo, La nada fértil presenta un recorrido por las edades en la ciudad precaria: infancia, adolescencia, juventud, edad adulta y vejez, en un estilo a medio camino entre la crónica y la ficción feministas.
En palabras de Layla Martínez, autora del epílogo: «Las ciudades actuales son el escenario de una violencia atroz del capital en forma de rentismo, explotación y contaminación, pero también el lugar donde es posible dar rienda suelta al deseo de encuentro con los demás. Puede que la ciudad se presente ahora ante nosotros como un lugar desolador y desesperanzador, como un espacio cada vez más vacío de afectos y posibilidades de vida, pero, como dice Babiker, es también un lugar fértil, el escenario de una tensión de fuerzas que podemos volver a poner a nuestro favor. [?] La nada fértil pertenece a esa tradición de libros que retrata la ciudad y a sus habitantes en un momento concreto que sin embargo se acaba convirtiendo en un reflejo de toda una época».