La apasionante y trágica historia de Sabina Spielrein (1885-1942), es fundamental para el estudio del psicoanálisis. A los 19 años padeció un claro episodio depresivo y sus padres, judíos cultos de clase acomodada, la envían a Zúrich para ser tratada por C. G. Jung. Después, se convierte en su alumna y colaboradora, y finalmente en su amante. A los 26 años, en una de las famosas reuniones de los viernes en casa de Sigmund Freud, presenta su tesis sobre el instinto destructor en los seres humanos. Freud rechaza de plano su tesis, pero más tarde la aprovechará sustancialmente en su libro sobre el instinto y la muerte. Rota su relación con Jung partirá a Moscú y ejercerá como psicoanalista hasta que los estalinistas prohíban esta clase de tratamiento. Sabina y su familia regresarán a su ciudad natal, donde acabará su vida fusilada por los nazis.