Era lunes cuando nos enterábamos de la muerte de David Bowie. Seguramente todos recordéis qué estabais haciendo en el momento de recibir la noticia porque -independientemente de la devoción o no al Duque Blanco- está claro que se trató de un día histórico en el sentido más estricto de la palabra. Pronto comenzaron los programas de radio dedicados a Bowie, las menciones en televisión, los artículos en prensa y, sobre todo, las fotos en las redes sociales y los enlaces a sus canciones en Youtube.
En La Galla Ciencia vivimos la muerte de Bowie de una manera muy especial y sentida. Esa misma semana, apenas cuatro días después, tuvo lugar el concierto en Murcia de Carlos Ann, Charly Chicago y Fernando Bazán. Aquella noche, después de la actuación -entre copas y risas- ya rendíamos nuestro pequeño homenaje, el más íntimo y personal, a David. Nunca olvidaremos esa noche.
Pero todo no quedaría allí. No podía quedar ahí: a la mañana siguiente, aún con los ojos confundidos y el sabor de la noche pasada en la boca, ya se estaban gestando ideas en la sede de La Galla Ciencia. Había que hacerle un homenaje digno, en papel, con la participación de poetas, músicos, escritores e ilustradores. Algo grande. Algo hermoso. Algo que quisieran tener los fans del Duque y que resumiera en cierto modo toda esa vida que dedicó a la música, al arte y la vida.
Con el germen instaurado, comenzamos a pensar en posibles nombres, en autores que no podían faltar, en la maquetación..., y en Julio llegó el empuje final que nos levantó de golpe para decir: Vamos a ponernos con el especial a Bowie ya. Las ideas estaban ahí, los contactos más o menos trazados, la idea gráfica prácticamente gestada. Teníamos que hacerle un especial en papel a alguien que tantos buenos momentos nos había aportado, alguien que nos había dejado de repente pero que nunca dejaría de estar. Al Jareth de nuestros sueños. Al hombre que vendió el mundo.
Configuramos una lista inicial. De esos nombres, algunos no han podido estar por diferentes motivos, pero os aseguramos que, de todos los que participan, ninguno sobra: todos sienten ese amor al Starman, todos han volado en la cápsula con él, no hay ni uno que no haya tocado la guitarra con Ziggy.
