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En este libro se encuentran con cierta naturalidad los tres temas que le dan título a la obra. América Latina, aún sin las efervescencias políticas de los tiempos de las guerrillas, sigue marcada por la vigorosidad de movimientos sociales. Es en las calles, en las plazas, en asambleas, en la integración de comités o en reun iones de cabildeo donde se gestan alternativas, controles, críticas y propuestas sobre lo público. Aunque para ser tenidas en cuenta por la clase gobernante se requiera de procesos complejos y en ocasiones abigarrados. Lo que se piensa fuera del aparato político y burocrático, requiere ser prácticamente inoculado para ser tenido en cuenta. Siguiendo la metáfora, los mecanismos artificiales para transmitir el virus de la perspectiva ciudadana son las protestas, la elaboración de diagnósticos, las denuncias en medios de comunicación o la creación de organizaciones y colectivos con o sin estructura y con o sin financiamiento, entre muchas otras cosas. Algo hay de alternatividad, de desconocido e incluso de no explicado en esas formas que buscan marcar la agenda de transformación de lo público. Explorar todas estas interacciones en función de sus relaciones con los derechos y la ciudadanía es el acierto de este libro.