No ha habido tiempo mejor que el actual para invertir en los jóvenes que viven en los países en desarrollo. El número de habitantes de 12 a 24 años ha llegado a los 1.300 millones en todo el mundo y constituyen la mayor afluencia de jóvenes de la historia. En promedio, son más educados y saludables que las generaciones que les precedieron. Representan una base potencialmente más sólida para un mundo que cada vez demanda algo más que destrezas básicas. Los jóvenes de hoy son la nueva generación de trabajadores, empresarios, padres, ciudadanos activos y líderes, y tendrán relativamente menos dependientes por los menores índices de natalidad. Los países necesitan aprovechar esta oportunidad de invertir en el futuro antes de que la cierre el envejecimiento de las sociedades.
En el presente Informe sobre el Desarrollo Mundial 2007: el desarrollo y la nueva generación se discuten las prioridades para la acción gubernamental a través de las cinco transiciones de los jóvenes que conforman su capital humano: aprendizaje, trabajo, salud, formación de familia y ciudadanía. Al interior de estas transiciones varían las prioridades de inversión según los países. En el Informe se destacan tras aspectos que contribuyen a valorar las prioridades. La expansión de posibilidades se concentra en mejorar la calidad (y no sólo la cantidad) de la educación, suavizando la transición al trabajo y ofreciendo a los jóvenes una plataforma para su vinculación cívica. El enriquecimiento de las capacidades implica hacer que los jóvenes tomen conciencia de las consecuencias de sus acciones, en especial las que les afectarán mucho después en sus vidas, formen destrezas en la toma de decisiones y reciban incentivos adecuados. Ofrecer segundas oportunidades exige ayudar a los jóvenes a recuperarse de oportunidades perdidas, mediante educación remedial, reentrenamiento, tratamiento y rehabilitación.
