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Estamos pues ante un libro sinfónico, no exento de debate y de posturas diversas, que antes que plantear respuestas definitivas pretende, sobre todo, abordar tanteos, aportar instrumentos y apuntar posibilidades.
Los últimos años han venido constatando un prudente florecimiento de diversos estudios sobre los efectos y contextos propios de las sustancias visionarias o enteógenos. Dejando de lado la explosión de consumo detonada por la propia prohibición toda una serie de iniciativas están viniendo a configurar un espacio en pleno proceso de maduración. En el mismo se dan la mano desde investigadores de vanguardia a tradiciones ancestrales de uso. El telón de fondo de la actividad descrita será una perspectiva novedosa respecto del valor de la experiencia visionaria. El mero experimentalismo de la vieja psicodelia estaría dejando paso a un especial acento en lo que serían los modos y maneras de integración y elaboración de la experiencia. La disposición básica de esta nueva perspectiva hundiría sus raíces en el creciente interés que suscita la trama de la conciencia y su evolución atendiendo a todo lo relacionado con sus potencias de desarrollo espiritual y sus troqueles inconscientes.
Estaríamos pues ante una auténtica cultura emergente en la que vendría a integrarse un interés renovado por las sustancias visionarias. En la misma se encontrarían gentes de altura provenientes de diversos campos como son la antropología, la psicología o las diversas tradiciones espirituales. Todos ellos estarían aportando sus diversas capacidades en lo que sería la delimitación de la integración psicológica y espiritual de la experiencia. Más allá de las carencias de las que se parte las sustancias visionarias están ahí, y del encuentro con las mismas van surgiendo iniciativas y espacios de reflexión que merecen ser tenidos en cuenta desde los desafíos que esbozan.