Rachida, una joven estudiante de origen magrebí, inquieta y despierta, y Toni, su profesor, se han hecho amigos y charlan tomando un café. Desde el mutuo respeto, cada uno con sus convicciones, dialogan sobre el hecho religioso. Ella quiere entender un mundo que parece incomprensible, angustioso, ante el que necesita hacer preguntas. Y él pretende explicarle un mundo a menudo demencial; más difícil todavía, pretende hacerlo bien, sin ocultarle a Rachida las dificultades y los conflictos, los del mundo y los personales. En su conversación, la historia, las religiones, la política y la cultura giran con calma alrededor de las relaciones entre occidente y oriente, de lo que une y de lo que separa las civilizaciones cristiana e islámica, y cómo les afecta eso a ellos.