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En estos relatos, Lydia Davis reafirma su maestría narrativa. Alternando historias breves ?a veces de dos líneas? con otras más extensas, consigue un efecto embriagador. Como en un truco de magia, y por obra de su prosa siempre punzante, unos calcetines perdidos, una pequeña caja de chocolates, un trozo de pescado o los electrodomésticos de una casa se transforman en algo radicalmente nuevo, que deja ver esa grieta por la que se filtra el drama, la ansiedad y la ironía de la vida cotidiana, la preocupación por la muerte, el envejecimiento y el dolor. Ingenio, humor y una extraña belleza en una colección de relatos que retrata la realidad como un collage, donde el orden lo da el lenguaje y el estilo finamente trabajado.