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Romano de nacimiento, comunista por convicción, fundador del operaismo, y senador en virtud del voto popular, Mario Tronti es un personaje tan fascinante como desconocido. Autor prolífico e intelectual multifacético, Tronti es, sobre todas las cosas, un lector sensible de la realidad social y política. Obreros y capital es su única obra traducida, hasta ahora, al castellano (con excepción de dos o tres artículos largos). En este sentido, nos sucede con Tronti lo mismo que él cree que le pasa a Italia respecto de los acontecimientos del mundo: "un país que llega tarde, pero que cuando llega no asume pasivamente los modelos más avanzados; por el contrario, los retraduce en formas originales". Tal vez, el descubrimiento y traducción tardía de los escritos "no obreristas" de Mario Tronti, puedan oxigenar nuestras discusiones y conducirnos hacia formas más originales de interpretar nuestro presente.
El problema que anuda toda la obra de Tronti es el problema de la libertad, cada vez más patente en sus últimos escritos. En efecto, Tronti afirma que su pensamiento: "se va desarrollando en torno a la elaboración, teórica e histórica, de la figura del Freigeist, del espíritu libre, inasimilable al actual orden del mundo y heredero de las tentativas fallidas de liberación humana del siglo XX". Quizás a esta inquietud pueda imputársele la presencia permanente, aunque sutil, de Max Weber en sus escritos. Pues tanto el sociólogo alemán cuanto Tronti reflexionan sobre la libertad y la responsabilidad como elementos inescindibles.