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?Pero? ¿por qué hablas así, mi chico?
La abuela Bitoriana estaba inquieta cuando salimos a pasear aquella tarde de agosto de 1980. Mis preguntas la incomodaban.
Garralda (valle de Aezkoa, Navarra), 1980. Una abuela vascoparlante se disgusta cuando su nieto, que hasta hacía poco tiempo no sabía vasco, le habla por primera vez en euskera.
Así empieza la historia de una generación nacida, criada y educada en el franquismo que, habiendo tomado conciencia de que habían sido desposeídos de la lengua y la cultura que naturalmente les correspondía, se empeñó en su recuperación.
En opinión de Xamar, la memoria histórica debe incluir las consecuencias de la guerra que sufrieron muchos nacidos posteriormente.
Cuando en la década de 1970 un grupo de jóvenes garraldarras trataron de recuperar el euskera perdido, idioma nativo, conociendo la historia, valorando la cultura popular? se sumergieron en un torbellino de sentimientos contrapuestos que iban desde el dolor por no ser lo que debían ser, a la alegría por el descubrimiento de la identidad; de la vergüenza por no haber recibido la lengua y cultura propias, al rencor contra los responsables de no haberlas transmitido; del enfado hacia la generación que había roto la cadena natural de la transmisión, a su reconocimiento agridulce por lo que habían sufrido.
Todas estas vivencias aparecen en esta narración autobiográfica de Xamar en la que, además, conoceremos Aezkoa, el valle liberal y anticlerical que rompe tópicos; nos iniciaremos en la historia de la fábrica de Orbaizeta y nos adentraremos, por encima de la frontera estatal, en las relaciones con la Baja Navarra.