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Las regiones liminales son un umbral a lo desconocido: habitar el limen es frisar con la muerte simbólica. Sin embargo, en las sociedades seculares, las zonas de tránsito entre lugares distintos y también entre las diferentes etapas de la vida hace centurias que dejaron de tener sentido fuera de su función práctica. La idea de pasaje precisa de ritmos de vida lentos y la celeridad anula los espacios intermedios. En este ensayo proponemos demorarnos en ellos y poblarlos de voces traídas de disciplinas múltiples que nos conducen por algunos lugares simbólicos: jardines cercados, limbos y bardos, puentes peligrosos, puertas estrechas, encrucijadas, axis mundi, bocas del averno, guardianes de umbral y psicopompos. Topografías míticas se superponen así a cartografías reales y a vivencias contemporáneas transfronterizas a fin de engrosar los márgenes: los de la urbe y los del orbe, los de la memoria y la imaginación.