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Reino Unido se tambalea al borde del colapso. La herencia de Thatcher se ha traducido en una ofensiva de cuarenta años de duración no solo contra el sistema público, sino, sobre todo, contra cualquier muestra de solidaridad y cualquier atisbo de comunidad. Con la desigualdad y la pobreza en cotas históricas, el Brexit se presentó como una salida a esa espiral autodestructiva, pero no era más que otra trampa: la fractura social ha seguido creciendo. Sin embargo, en esa fractura se ha fraguado una nueva escena musical que expresa toda la rabia y todo el descontento que ahogan a la mayor parte de la sociedad. Hijos del Brexit es un recorrido por esa nueva escena pero también por el contexto social y político que la ha hecho posible. Bandas que recuperan lo mejor del punk y el pospunk, festivales en los que se cuelgan efigies de Thatcher y conciertos con pogos multitudinarios en los que la desolación cotidiana se diluye. La pista de baile siempre será nuestra.