Traficantes de Sueños
Nos tocaba elegir un tema de los «no habituales», de esos en los que básicamente aprovechamos para hablar de lo que nos da la gana. Y elegimos eso del transgredir, sabedoras de que es algo transversal en el feminismo. Y no sólo porque éste trate de romper con los mandatos (hetero)patriarcales, sino porque ha convertido la transgresión en una herramienta política y una forma de pensar-aprender-actuar, llegando a cuestionar hasta el propio sujeto político del feminismo.
El cuestionamiento asusta, pues amenaza con cambiar el orden de las cosas. Las transgresiones silenciosas incomodan, aunque, a veces, son asimiladas por el poder dominante. Sin embargo, son necesarias muchas transgresiones anónimas para que el cuestionamiento social estalle en las camas, en las casas, en las calles y en las plazas.