Isidoro Acevedo (Luanco, 1867-Moscú, 1952) es una de las figuras más sugerentes, no por olvidada menos sugestiva, de la primera mitad del siglo XX español. Se formó en el seno de una familia trabajadora. Desempeñó diferentes tareas como tipógrafo y corrector, sindicalista y político, periodista y narrador. Dirigente obrero, llegó a ocupar el puesto de secretario de la Asociación del Arte de Imprimir en 1896; y andando el tiempo, al surgir el Partido Comunista de España en 1921, formó parte del Comité Central. Su labor como periodista político aún no se ha estudiado con detenimiento. Colaboró junto con Pablo Iglesias en el semanario El Socialista y llegó a desempeñar la dirección de La Voz del Pueblo, en Santander, La Lucha de Clases, en Bilbao, y La Aurora Social, en Oviedo. Publicó un libro de ensayos Impresiones de un viaje a Rusia (1923) y dos novelas, Ciencia y corazón (1925) y Los topos (1930). Antes de terminar la Guerra Civil española, se exilió en Rusia, donde desempeñó el cargo de Presidente del Socorro Rojo Internacional hasta su muerte, que tuvo lugar en Moscú, el 8 de noviembre de 1952, con la esperanza de que la justicia social fuera posible algún día.