Abbie Hoffman vivió en el epicentro de las revueltas sociales y la contracultura de los años sesenta, como instigador, activista del teatro-guerrilla, manipulador de los medios de comunicación, politizador de los hippies y líder-clown. Participó en las luchas antisegregacionistas del Sur de EE.UU., fue (no)líder del Flower Power y de la generación hippie del Lower East Side de Nueva York, protagonista visible de los movimientos que plantaron cara a la guerra de Vietnam y prófugo clandestino de la justicia americana durante la mayor parte de los años setenta. Junto a sus amigos yippies, quemó dinero en la Bolsa de Wall Street, elaboró una guía completa para vivir gratis en la ciudad de Nueva York, hizo ?levitar? el Pentágono durante la multitudinaria marcha anti-guerra de 1967, estuvo a punto de mezclar LSD en el té del presidente Richard Nixon y durante la Convención Demócrata de Chicago en 1968 consiguió que todo el país observara por primera vez por televisión la brutal represión con que la policía premiaba a los jóvenes rebeldes del país. Encarcelado más de treinta veces, tenía el dossier del FBI más extenso de todo Estados Unidos y fue una de las personas juzgadas en el célebre juicio contra los líderes de los movimientos de los 60, los conocidos como ?ocho de Chicago?. Abbie Hoffman fue, quizá con el permiso de sus admirados dadaístas, el payaso más revolucionario y el revolucionario más payaso del siglo XX.<BR>