A Henri Matisse se le considera, junto con Pablo Picasso, uno de los padres de la modernidad en la pintura. Vinculado al postimpresionismo y representante en sus inicios del fauvismo, Matisse trabajó con maestría el color y el dibujo en busca de un efecto bidimensional que marcaría gran parte de su obra.<BR> Al comienzo de su trayectoria artística practicó el dibujo del natural en un estilo más bien tradicional, como se aprecia en El tejedor bretón, y realizó copias en el Louvre. Más adelante pasó a pintar luminosos paisajes de Córcega y de la Costa Azul.<BR> En algunas de sus figuras pintadas hacia fin de siglo está presente la influencia de Cézanne, pero a partir de 1907 su estilo se hizo más definido y pintó a la manera fauve. Otro de sus rasgos peculiares es la sensación de bidimensionalidad de cuadros como La habitación roja.<BR> Hacia 1916 se inició un período en el que se percibe la influencia del movimiento cubista, de creciente importancia, que se traduce en un concepto más geométrico de las formas y una simplificación aún mayor, como en El pintor y su modelo.<BR> En 1963 se abrió en Niza el Museo Matisse, que reúne una parte de su obra.