Llamamos feminismo punitivista y carcelario a aquellas posturas feministas que, para enfrentar las violencias machistas, centran sus demandas en imponer castigos cada vez más duros y mayor control policial sobre nuestras vidas. Se refuerza así el sistema de justicia penal y el Estado en un sentido contrario a las redes comunitarias e interdependencias igualitarias a las que aspiran muchos movimientos feministas.
Con este curso pretendemos abrir una discusión sobre estas cuestiones desde una mirada radical, interseccional y comunitaria. Entendiendo que un enfoque carcelario sólo servirá para profundizar en las desigualdades, reforzar la cultura de la violación, desempoderarnos y estigmatiza “al otro”. “La ley de los maderos es la ley de los hombres”, dice Despentes.
Pero, si no queremos una justicia patriarcal, ¿cómo nos organizamos frente a las violencias? Y cómo hacerlo cuando la propia firmeza del patriarcado esta asentada, como diría Kate Millet, en esta violencia, que es, profundamente, sexual, y que se materializa plenamente en la violación, ¿cómo hacer frente juntas a este sistema de dominiación? ¿cómo hacerlo sabiendo que la violencia, en muchas ocasiones, se produce y reproduce dentro de nuestras propias comunidades, familias o entornos? ¿cómo afrontarlo sin rompernos? ¿cómo hacerlo desde una perspectiva empoderante?
En este curso nos proponemos profundizar sobre las consecuencias de las soluciones liberales frente a las violencias machistas, pero también sobre las propuestas, los límites y los aciertos de otras formas de hacer justicia. Herramientas como la autodefensa y los procesos de justicia restaurativa que desde una perspectiva feminista buscan entender y organizarse frente a las violencias patriarcales.