Para envío
?No todo discurso político trasciende el momento en el que es pronunciado. La mayoría, de hecho, pierde su vigencia al momento en que su última palabra es enunciada, sus ideas esfumadas en el fragor de la política cotidiana, sus formas sin mérito para la memoria histórica. Pero los grandes discursos políticos trascienden su momento y penetran en la memoria humana: Lincoln en Gettysburg; Luther King en el Mall; Unamuno ante Millán-Astray, son ejemplos de textos cuya relevancia e importancia trascendieron el momento político en el que fueron pronunciados. En todos estos casos, son el producto de estadistas cuya grandeza residía en saber interpretar los retos de la coyuntura que los ocupaba en el marco de los grandes retos históricos que como nación ?o como humanidad? enfrentaban. En sus mejores discursos, sus reflexiones sobre la coyuntura iluminaban las grandes cuestiones del desarrollo político y social de sus naciones y de la humanidad. Es por esta razón que podemos seguir leyendo sus palabras encontrando en ellas alimento útil ?guía, inspiración, esperanza? para nuestras reflexiones sobre los retos del momento. Porque tocan la veta profunda de la historia y sus grandes luchas y tareas.
Por supuesto, para que esos textos sean releídos se requiere que sean re-editados. Esto es usual en sociedades acostumbradas a beber en los ríos de su historia para orientar su marcha en los caminos del futuro. No es ese nuestro caso. No es por casualidad que los guatemaltecos hayamos vivido de espaldas a nuestra historia, reducida oficialmente a un calendario de fechas vacuas y unos nombres que no nos dicen casi nada. Pero la historia no es efemérides sino proceso, y sobre estos procesos la lectura de los textos escritos por un joven presidente para una revolución que comenzaba sigue siendo relevante, siete décadas después. En esto reside la importante contribución de Catafixia: su esfuerzo editorial contribuye a estos procesos de recuperación y re-interpretación histórica. No como intento de revivir un programa político que tuvo sentido dentro de su contexto histórico y que como conjunto programático ahora no puede tenerlo, sino para fomentar la reflexión sobre los retos que habiendo enfrentado en ese momento aún no hemos terminado de resolver, y sobre los valores y los objetivos que deben orientarnos al hacerlo. Valores, principios y objetivos que a setenta años de distancia, siguen teniendo vigencia?.
Bernardo Arévalo de León
