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Las múltiples crisis sociales que convergen con el desbordamiento de los límites biofísicos del planeta nos garantizan que se van a producir cambios profundos en las formas en que se organiza la vida en común, afectando potencialmente al conjunto de instituciones sociales, políticas, económicas y culturales. La biorregión emerge como la unidad de complejidad mínima necesaria para planificar las transiciones ecosociales. Estos territorios están definidos por características geográficas y límites naturales humanamente reconocibles, integrados en redes cooperativas que persiguen una autosuficiencia conectada. Son, entonces, el soporte territorial básico desde el que diseñar estrategias orientadas a la autonomía energética, alimentaria y económica, preservando la integridad de los ecosistemas e incorporando atributos democráticos, participativos y de justicia social. Una noción que apela a la reorganización radical de las relaciones sociedad-territorionaturaleza, y que nos invita a imaginar, diseñar y materializar nuevas formas de organizar las economías y de habitar los territorios, conforme a normas, técnicas,