Partiendo de la definición de inconsciente que Jacques Lacan enunciara hacia octubre de 1966, "El inconsciente es Baltimore al amanecer", Eric Laurent construye su ensayo Ciudades analíticas, un esfuerzo para repensar el inconsciente, a partir de una definición poética, que lleva a un trabajo de redefinición de la topología del sujeto.
"Este es el libro de un Lehranalytiker en su madurez. Eric Laurent nos enseña que es importante que el porvenir del psicoanálisis vaya más allá de la terapéutica de la neurosis individual, para alcanzar lo social, tal como Freud atisbó en el Malestar en la cultura, donde el superyó surge como una terapia de la cultura." (Vicente Palomera)
"Encontramos aquí, al menos, dos líneas de lectura diferentes que se entrecruzan: Una concierne al acto analítico en su singularidad, es decir, a la "aporía del acto analítico" donde, entre el significante y el secreto de la práctica en el consultorio "no creemos más en un operador estandarizado que tendría una clara visión de su acción y sabría, en relación a las normas de la cura, en qué punto preciso él se encuentra?". Se trata entonces de sostener "ese sitio en el que lo particular del chiste es recibido en su irreductible novedad". El otro hilo convergente lo encontramos en la segunda parte, la que lleva por título Elucidaciones. Allí se examinan los lazos humanos, "la interconexión de los goces" en la vida contemporánea, por lo que podríamos pensar en darlo al psicoanálisis mismo el estatuto de causa de otro consenso ciudadano" (Susana Toté).
