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Una inspiración clave de este libro y su deseo de pensar sobre la depresión no como una enfermedad médica sino como un fenómeno cultural y social ha sido la colaboración con otres investigadores bajo la rúbrica de los ?sentimientos públicos?, que es el nombre de nuestro grupo, Public Feelings.
Inaugurada en 2001, tanto a escala nacional como en la Universidad de Texas, nuestra investigación coincidió´ con y funciono´ bajo la sombra del 11 de septiembre y sus duraderas consecuencias, como la apropiación sentimental del 11-S para respaldar la militarización, la guerra en Irak y en Afganistán, la reelección de Bush, y la lista sigue. En lugar de analizar los apuntalamientos geopolíticos de estos sucesos, nos interesaron mais sus dinámicas emocionales.
¿Cómo se vuelve posible que la gente vote a Bush o que apruebe la guerra, y cómo operan estas decisiones políticas en el contexto de vidas cotidianas atravesadas por una mezcla de ansiedad y embotamiento? ¿Cómo podemos reconocer, en cuanto intelectuales y activistas, nuestros fracasos y decepciones políticas de un modo que abra posibilidades? ¿Dónde queda algún resquicio para la esperanza?
Estas preguntas surgen de la experiencia que una de nuestras células, el Feel Tank Chicago, ha llamado ?depresión política?: el sentido de que las formas acostumbradas de respuesta política, como la acción directa y el análisis crítico, ya no están funcionando ni para cambiar el mundo ni para hacernos sentir mejor.