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La ambición de avanzar hacia una educación escolar más inclusiva se ha establecido como una de las grandes metas educativas para el siglo xxi, tal y como refleja el cuarto de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) planteado por las Naciones Unidas. Aunque algunos no se den cuenta, este es el más desafiante de los objetivos a los que se enfrenta hoy cualquier sistema educativo del mundo, puesto que estos se han construido en el pasado y mantenido hasta ahora como sistemas excluyentes y sobre la premisa de una visión dicotómica de la población escolar: la que define a algunos estudiantes como normales y al resto como especiales, raros o diferentes de la mayoría.
Transformar esta realidad para contribuir desde la educación escolar al desarrollo de una sociedad más justa, que reconozca la igual dignidad de todo el alumnado y les ofrezca a todos ellos y ellas oportunidades equiparables para aprender y participar, requiere de la conjunción de políticas educativas para la equidad con una triple perspectiva: ecológica, de sistema y local. Asimismo, exige tener y compartir una idea clara sobre de qué estamos hablando cuando decimos educación inclusiva, además de para qué y por qué, y de quién hablamos y cuál es su naturaleza y las tareas urgentes que deben acometerse para acortar la distancia entre los deseos y la realidad.
El lector hallará en esta obra elementos para la comprensión de estas cuestiones y para construirse un marco de referencia que le permita ser parte de la solución a este reto, en lugar de ser parte del problema que supondría querer avanzar hacia esa meta pertrechado con concepciones y valores inadecuados para tamaña empresa.