El juego de las nubes recopila algunas de las anotaciones que Johann Wolfgang Goethe realizó a modo de diario sobre sus observaciones de nubes.
Como señala la traductora, Isabel Hernández, en su epílogo, «Es en 1815 cuando el autor alemán empezó a interesarse seriamente por el estudio de las mismas a raíz de la lectura de la obra que el inglés Luke Howard publicara en 1803 sobre la clasificación de las nubes: On The Modifications of Clouds.[...] Las nubes son para el científico de Weimar seres animados que reaccionan en función de las condiciones de la tierra y de su fuerza de atracción, puesto que no son ni fijas ni volátiles, sino, como todo en la naturaleza, formas en constante transformación. Es por eso por lo que la observación de los fenómenos atmosféricos tiene siempre para él una vertiente empírica y otra simbólica: la primera se manifiesta en sus estudios científicos, la segunda en sus textos literarios».
Además, hemos incluido su original Ensayo sobre Meteorología y algunos de sus dibujos de nubes que, al igual que sus anotaciones, están llenos de poesía.
El libro está ilustrado por Fernando Vicente, que ha sabido captar la belleza de las nubes a diferentes horas del día resaltando el espíritu romántico de los textos de Goethe.
El resultado es un libro que lleva, tras su lectura, a mirar al cielo y redescubrir las nubes.
EL JUEGO DE LAS NUBES
AUTOR/A
GOETHE, JOHANN WOLFGANG VON
JOHANN WOLFGANG GOETHE (1749-1832) fue un hombre de saber enciclopédico, que con su vasta obra, que abarca desde poesía hasta tratados científicos, rompió con la encorsetada tradición de la Ilustración y abrió las puertas al movimiento romántico. Tras pasar su infancia y adolescencia en Fráncfort del Meno arropado por una familia de cierto estatus social y político, se trasladó primero a Leipzig y luego a Estrasburgo para estudiar Derecho. Durante su etapa universitaria, Goethe empezó a escribir. Se inició con la poesía, pero no se limitó a ella, también hizo incursiones en el ensayo y en el teatro (Götz von Berlichingen, 1771), y colaboró con una revista de su ciudad natal. En 1774, en apenas un mes, escribió Las penas del joven Werther. . Al año siguiente de su Werther el duque Carlos Augusto de Sajonia le invitó a que se estableciera en la corte de Weimar, donde ejerció diversos cargos a lo largo de su vida. Goethe fijó su residencia definitiva en Weimar, aunque realizó constantes viajes, el más largo de ellos el de dos años (1786-1788) que le llevó a diferentes ciudades italianas y durante el cual escribió los dramas Ifigenia en Táuride, Egmont y buena parte de Torquato Tasso. También durante su larga estancia en Italia empezaría a trabajar en su Fausto, obra cumbre de la literatura universal, cuya gestación se prolongaría prácticamente hasta el final de su vida (la primera parte vio la luz en 1806 y la segunda en 1831, un año antes de su muerte). Entre sus obras posteriores destacaron sobre todo sus novelas Años de aprendizaje de Wilhelm Meister (1796), Germán y Dorotea (1798), Las afinidades electivas (1809) y Años de peregrinaje de Wilhelm Meister (1821