Francis Bacon (1561-1626) fatigó su vida y agotó su salud en el desempeño de la política (en un periodo histórico particularmente turbulento), hizo contribuciones decisivas a la ciencia (pulió el método científico hasta convertirlo en el instrumento más eficaz para conocer la naturaleza), pero su aspiración secreta fue la de vincular su nombre a la literatura. Bacon no estaba tanto interesado en la ficción o en el tratado teórico, como en una forma nueva, que había puesto en circulación Montaigne: el ensayo. Una forma libre de pensamiento sobre toda clase de asuntos, comunes a los hombres, donde la imaginación del abordaje se revela decisiva. Los Ensayos fueron durante años el orgullo secreto de Bacon y su contribución más importante a las letras inglesas. Estos textos breves y concentrados, fruto de una curiosidad disparada en múltiples direcciones (la verdad, la muerte, la venganza, la envidia y el amor; pero también el disimulo, la sospecha, la ira, la fama o la conversación; y saberes prácticos como la salud, la jardinería o las negociaciones), siguen apelándonos directamente, gracias a dos grandes virtudes que les permiten sortear el paso del tiempo: una lúcida comprensión de la naturaleza humana, y una precisión casi clínica con el lenguaje. El mundo cambia, pero las pasiones siguen aquí, y leídas con varios siglos de distancia, las palabras y las ideas de Francis Bacon (una inteligencia resuelta a pensarlo todo por sí misma) siguen interpelándonos
AUTOR/A
BACON, FRANCIS
Sir Francis Bacon, primer Baron Verulam, Vizconde de St Albans KC (22 de enero de 1561 ? 9 de abril de 1626), canciller de Inglaterra, fue un célebre filósofo, político, abogado y escritor.<BR>Es considerado el padre del empirismo. Sus obras y pensamientos ejercieron una influencia decisiva en el desarrollo del método científico.<BR><BR>Wikipedia