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En el presente libro se intenta desmitificar la figura de Caravaggio para abordar de un modo más certero su obra e invenciones pictóricas: la quimera deja pues paso aquí a una lectura más ligada a la pintura. Carlos Vidal sostiene que la particular visión del mundo del artista lombardo está influenciada por la espiritualidad de la época, principalmente por San Felipe Neri (influenciado a su vez por San Francisco de Asís). Por otro lado, como ya apuntaron algunos biógrafos atentos a la documentación disponible, los episodios violentos de la biografía del pintor son más bien atribuibles al virulento clima que por entonces se vivía en la ciudad de Roma. La ausencia de dibujos de su autoría no puede relacionarse en absoluto con una ausencia de reflexión formal o composicional; más bien al contrario: contribuye a enfatizar las particularidades de su pintura. Todo ello se ve reforzado por sus invenciones luministas, que no tienen una función simbólica, ni se limitan al modelado. La luz de Caravaggio no es "instrumental". Es pictórica. Únicamente en la pintura encuentra las palabras que la explican. El suyo es un oficio absolutamente moderno.
