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En la última década, la Ertzaintza ha adoptado tecnologías avanzadas para una mayor vigilancia, con un enfoque más predictivo, mediante inteligencia artificial, algoritmos, intervención de las comunicaciones, identificación biométrica o sistemas de videovigilancia de vanguardia. Este tipo de técnicas generan un impacto significativo en los derechos humanos y las libertades civiles, como se evidencia en varios informes emitidos por diferentes instituciones. Dicha modernización se está llevando a cabo de la mano de gigantes de la industria privada de la vigilancia, a menudo a través de influyentes firmas de consultoría, y con numerosos casos de puertas giratorias de cargos políticos vascos y españoles. Este trabajo busca arrojar luz sobre el desarrollo tecnológico de la policía vasca y su opacidad.