Lejos de que se haya agotado aquel fenómeno hispanoamericano que conocemos como el realismo mágico (o mítico o maravilloso), los autores latinoamericanos renuevan las formas de observar arrancando belleza de la dura realidad americana. Lo dicho se cumple en la novela que presentamos. En ella, los personajes obligados a sobrevivir a la falta de todo no dejan de tener sus vidas y sus pasiones; el espíritu de los dioses venidos de África y los santos cristianos, desde que el socialismo decretó que volvían a existir, ejercen su influencia; la propia Isla es mágica y tenía que estar en medio del Caribe, para ser exuberante y seductora.
?Esta isla es mágica. Ni los españoles, ni los norteamericanos, ni los rusos pudieron entenderla pero les fascinó a todos por igual. Esta isla nació para el litigio y va a tener al planeta en discusión por mucho tiempo, hasta que sus habitantes descubran que son hijos de los orishas con extraterrestres y que les está destinada la hora sin sombras cuando los árboles derribados vuelvan a crecer, cuando las matas de guanábana, las de mameyes, anón y chirimoya sean bosques, el canistel resucite, el níspero y la guayaba sirvan de pasto a los caballos, cuando los olores de los mangos compitan con los del galán de noche, los jazmines y las azucenas perfumen las ciudades y a las jutías pueda dárseles de comer en las manos, mientras se leen los secretos de las ceibas en los parques. Esta isla que parece languidecer en la agonía, ensaya, quizás sin saberlo, la nueva era en el universo, el cambio de estación en la galaxia. Sus puertos volverán a abrirse al trasiego continuo. El cedro y la caoba valdrán tanto como el oro. Sus aguas dulces y salobres le darán la energía que le falta y el sol encenderá luces en las noches. ?
Podemos referir los mimbres con que está hecha esta novela: unos personajes que, perplejos y atrapados en el Periodo Especial, en la penuria, definen su estar en el mundo, su relación con los otros y con lo que cada uno supone que es el todo que les engloba y proyectan así su futuro. Las relaciones se materializan en torno a la protagonista, Regla Caridad Bárbara Lázara de las Mercedes, mujer extravagante y magnánima, como la Isla. Todos se definen respecto a ella, para mal o para bien. Y, sin saberlo, también se definen respecto al orden superior al humano, el todo que les mantiene en la escasez casi absoluta y que es, para unos, el gobierno, para otros es algo mayor que oprime al propio gobierno, para otros hay una vida trascendente que hace pasajeras la fortuna y lo material. Pero la protagonista, precisamente, define ese cosmos superior, conciencia, amor, humanidad, también furia, pasión, misticismo?, en torno a su amado Ernesto, sus hijas, sus amigas, sus vecinos, sus compañeros, sus creencias. Amor en todas las formas. ?Todos los muertos vinieron a decírmelo al mediodía. Zoila, mi madre, Luis Carlos, Alexis, Cira, Milagros, el Che, Celia. Los muertos y los dioses, y ese extraterrestre mensajero que aterriza en mi balcón y me enamora y no acepto, hasta no estar segura de que no tiene otras ataduras siderales?.
Con estos mimbres, esta trama. Los personajes proyectan a duras penas un futuro esperanzado, como la protagonista, sus amigas del Círculo de la Esperanza, la limpiapiso Ina y otros. O futuro catastrófico, como lo ven Ivona, Fernanda, la Doctora, Eduardo. En la segunda parte de la novela se va aclarando el futuro de cada cual, no por efecto de algo externo sino por el propio trabajo sobre la conciencia. Así, la esperanza es el triunfo de los que se acercan más o menos al sentido que ensambla el todo. Conciencia y materia van juntas, viéndose cuando cada personaje encuentra su camino y algunos, como si estuvieran sobre un círculo se encuentran gozosamente.
Pero, en esta novela ¿qué pasa? Pasa la vida y, dentro de ella, se enamoran, sienten celos, sienten hambre y tienen que comer o no pueden hacerlo. Si el Período Especial ha caído sobre la Isla, ¿qué esperanza tiene la Isla de sobrevivir? Solo la que proporciona la propia fuerza de la vida. El encuentro de Ernesto y de la Muchacha de la Saya de Arcoíris es un chispazo narrativo apasionante. El de Ina y el camionero, divertido y, contra pronóstico, tierno y fructífero. El misterio de las hijas de Bárbara nos llena de compasión?
Aunque sea necesario leer la novela para comprender lo siguiente, ahí va: la realidad opresiva y la realidad figurada, la razón y la imaginación entretejen sus lazos narrativos hasta llegar a conformar una especie de tapiz suntuoso, mágico y alegórico, conceptual.
La autora: María Soledad Cruz Guerra (Florida, Camagüey, Cuba, 1952), una mujer de espíritu inquieto formado en muy diversas disciplinas, como periodismo, arte, filosofía y filología, y forjado en múltiples actividades sociales, culturales y políticas, dentro y fuera de Cuba. Mujer y cubana que escribe y, por hacerlo, le han dado el Premio Internacional de Periodismo José Martí, el Premio de Literatura para Niños y Jóvenes La Rosa Blanca, entre otros. Ha sido Embajadora de Cuba ante la UNESCO entre 1994 y 2002. Actualmente desempeña el cargo de Vicepresidenta de la Sección de Literatura para Niños y Jóvenes de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Buena parte de su abundante obra literaria ha sido publicada en italiano, inglés o francés, como la novela que aquí presentamos.
LAS DUDAS DEL FUEGO
Precio: 15,00€
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Editorial:
Coleccion del libro:
Idioma:
Castellano
Número de páginas:
196
Dimensiones: 220 cm × 140 cm × 0 cm
Fecha de publicación:
2012
Materia:
ISBN:
978-84-96322-49-3
AUTOR/A
CRUZ GUERRA, SOLEDAD
Florida, Camagüey. (1952-...). Licenciada en Periodismo. Comienza a trabajar en Juventud Rebelde, en 1970, como reportera. Años después fue una de sus más sobresalientes articulistas. Designada en 1991 representante de Cuba en la UNESCO.<BR><BR>http://www.cubarepresorid.com/2012/10/maria-soledad-cruz-guerra-escriba-...