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Multinacionales de alta tecnología, start-ups o hacktivistas, todos pretenden construir un mundo sin conflictos en el que los humanos se comuniquen entre sí gracias a sus máquinas mágicas, libres de toda constricción y límite (temporal, espacial, relacional, corporal), en una sociedad basada en la fluidez e instantaneidad de los intercambios, organizada sobre el modelo de la Red informática: una forma de mercado ideal. La utopía liberal se está realizando gracias a la revolución digital en curso. El hombre digital cree haber encontrado la autonomía al deshacerse de las cargas del viejo mundo material. ô¡Al fin libre!ô, dice, mientras que por el contrario, depende cada vez más de los dispositivos tecnocientíficos. Para mantenerse en carrera y tratar de dominar una realidad que se le escapa, multiplica las máquinas. Pero estas son las que ahora lo poseen.