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El tránsito de género es un recorrido vital que estuvo secuestrado por la religión, la academia, la industria y la medicina. En manos ajenas, el género, como la raza, se convierte en instrumento de dominación. Por eso hay que tomarlo en nuestras propias manos: para que no sean otros quienes nos ubiquen, clasifiquen y digan quién y cómo hay que ser.
En estos diarios que se mueven entre la crónica y el ensayo filosófico, se cuestiona el género y se indaga en lo corporal y lo sexual, invitando al lector a iniciar un diálogo consigo mismo para preguntarnos si el cuerpo que habitamos es el lugar en el que queremos estar.
Me llamo Sion Serra y decidí realizar una doble transición de género. Abandoné mi cuerpo masculino para convertirme, temporalmente, en Hannah.
Aquí os cuento mi historia.