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La investigación presentada aquí es una tentativa de descubrir las significaciones, los valores, los imaginarios asociados al rostro, una manera de responder a la fascinación que él ejerce, no para desflorar el secreto, sino para acercarnos más, caminar en su cercanía para descubrir cuánto de él se esconde. El rostro ofrecido al mundo es un compromiso entre las orientaciones colectivas y la manera personal en que cada actor se acomoda. Las mímicas y las emociones que lo atraviesan, las puestas en escena de su apariencia (peinado, maquillaje, etc.), son muestra de un simbolismo social en el seno del cual, el actor puede mantener su estilo particular. El rostro también es el lugar del otro, él nace en el corazón del lazo social, ya en el cara a cara original del niño con su madre (el primer rostro), y se continúa en innumerables contactos que hacen y deshacen la vida cotidiana.