Las sociedades democráticas, si quieren sobrevivir en medio de las luchas de futuro, ya no pueden ser descritas con el adjetivo de liberales. Si quieren proteger la libertad genérica, la libertad compartida, la libertad defendida en común, deben poner en primer plano la libertad que da razones de su sentido. No se trata tanto de que sea una libertad común, sino de que implique formas de gozar y de praxis justificadas en común. La decisión por la democracia no implica la lucha por una homogeneidad que abre el camino regio a la victoria del mercado, sino más bien por la disposición de medios materiales para producir vínculos sociales compartidos. No vemos la necesidad de insistir en la continua producción de diferencias como forma fenoménica de la libertad. Pensamos más bien en una libertad volcada a la producción de semejanzas entregadas al goce abierto de la mímesis en tanto praxis enraizada en deseos, afectos, sentimientos y experiencias. Libertad no quiere decir hacer lo que nadie hace, sino sencillamente tener el poder de hacer lo que otros.
REPUBLICANISMO, NACIONALISMO Y POPULISMO COMO FORMAS DE LA POLITICA CONTEMPORANE
AUTOR/A
VILLACAÑAS BERLANGA, JOSÉ LUIS
Catedrático de Historia de la filosofía en la Universidad de Murcia y vinculado al Instituto de Filosofía del CSIC desde 1994, ha centrado su trabajo en el análisis estructural del pensamiento crítico de Kant, así como en el estudio de la ambigüedad del pensamiento idealista.
GARRIDO, ANXO
Investigador en el Departamento de Filosofía y Sociedad de la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido investigador visitante en la Universidad de Bologna. Su ámbito de investigación es la filosofía política contemporánea y la historia de la filosofía. Se ha centrado fundamentalmente en problemáticas circunscritas a la tradición marxista y, más en concreto, en el estudio de las huellas de la obra de Antonio Gramsci en el materialismo cultural, el posmarxismo y los estudios culturales.