Semblanza de Julio Alfredo Egea con la Alhambra al fondo.
Libre, de pensamiento y de palabra, sensible, provisto de una sencillez que comunica grandes y definitivos signos de humanidad, Julio Alfredo Egea representa la más alta cota de la poesía de los últimos cincuenta años, recogida en imprescindibles textos, que ahondan en el espíritu de su obra.
Porque en sus versos reside la esencia de la palabra. Una voz vitalista, alejada de cualquier tipo de experimentos en laboratorios. Su discurso literario va más allá de modas impostadas, lejos de juegos de artificios. Su mensaje está lleno de rigor conceptual. Un compromiso lleno de autenticidad, de luz, de renacidas auroras. Un camino lleno de realidad y de esperanzas, tan necesarios para comprender el tiempo en que vivimos. Sembrador de versos, moldeados por la arcilla del tiempo, su profundo amor por la naturaleza le lleva a donar un importante testimonio, un gran legado para las generaciones futuras.
En la obra de Julio Alfredo Egea, la memoria y el horizonte trazan una línea exultante, que nos habla de una mediterraneidad evocadora, nacida de la observación profunda, llena de descubrimientos y asombros cotidianos, con el añadido valor de la amistad que crece en un hombre de mirada limpia y sentir hondo y sabio. Representa todo un tiempo generoso, colmado de honestidad, plenitud y belleza.
PILAR QUIROSA-CHEYROUZE
