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El siglo XIX es fundamental para entender el desarrollo del movimiento socialista y qué supondría en las décadas siguientes. Durante esa centuria el pensamiento socialista fue constituyendo un movimiento crítico al modelo capitalista que le haría presentarse como alternativa al desarrollo que iba imponiendo la revolución industrial en todas sus fases. Ese movimiento socialista fue basculando desde posiciones que pretendían ofrecer una alternativa al capitalismo fundamentada en el ejemplo de la igualdad (fueron los casos del falansterio o del modelo cooperativista oweniano) hasta la creación de sociedades obreras y organizamos supraestatales que intentaron organizar a los trabajadores para una salida revolucionaria, como fue el caso de la Asociación Internacional de los Trabajadores.