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Esta novela, corta pero casi perfecta, juega con la vista y la perspectiva, narrada por una «extranjera de nacimiento» atrapada en su punto ciego. Hatty no se siente a gusto en ningún sitio, y menos aún entre su familia, que le ha asignado el papel de solterona londinense. Tras su extraña relación amorosa con un hombre mucho mayor que ella, viaja a Ibiza con su joven marido, y en la isla el significado de su pasado se va aclarando hasta desvelar un misterio que impulsa a leerla de nuevo.Isobel English escribió poco, pero lo que publicó fue de una calidad excepcional. «A veces, pero no a menudo, aparece una novela que hace que el resto de lo que uno tiene que reseñar parezca banal. Una novela así es Todos los ojos», dijo The Daily Telegraph cuando se publicó en 1956.