Si tuviéramos que establecer una línea argumental clásica, estaríamos hablando de la historia de una mujer que, de la mano de las poetas Emily Dickinson y Sylvia Plath, o el caníbal y escritor Issei Sagawa, desea matarse y matar desde su nacimiento; y libera sus tendencias homicidas, sus auténticos deseos, en la ficción. Así, toda su angustia procede del dilema que se establece entre la palabra y la acción, es decir, entre la poesía y la vida. Porque ¿cómo transformar la violencia real en poética para ponernos en contacto con nuestra verdadera naturaleza? Para Angélica Liddell, sólo se puede crear al ser humano destruyéndolo, es decir, quebrantando la ley, y esto se puede hacer, según la autora, mediante la «supermoral» de la poesía.
AUTOR/A
LIDDELL, ANGÉLICA
Escritora, directora teatral y actriz, la trayectoria de Angélica Liddell traza, desde principio de los años noventa, una curva de crecimiento sin parangón en la escena española. Sus obras oscilan entre el expresionismo desgarrador, la crítica social, la pureza y la búsqueda del significado a través del dolor y la subversión.<BR> <BR>Como escritora, directora y actriz ha estrenado una veintena de creaciones, entre las que destacan El matrimonio Palavrakis (2001), Y cómo no se pudrió Blancanieves (2005), Perro muerto en tintorería: los fuertes (2007) y Maldito sea el hombre que confía en el hombre (2011). Ha obtenido numerosos premios, como el Premio de Dramaturgia Innovadora Casa de América por La pasión anotada de Nubila Wahlheim; el Ojo Crítico Segundo Milenio a toda su trayectoria y el Valle Inclán por El año de Ricardo. Sus textos han sido traducidos al inglés, francés, rumano, ruso y portugués.