¿Qué es el poder? ¿A qué responde su misterioso carácter inasible, el hecho de que parezca rebasar todas las instancias que lo detentan, es decir, su transcendencia? ¿Y qué es la legitimación del poder sino una forma de conjurar su esencial movilidad? ¿No se esconde, bajo el déspota, jefe tribal, monarca, príncipe o asamblea aparentemente legítimos una suerte de tiranía originaria legitimada a posteriori? ¿Qué decir de la tiranía, de la hipérbole del poder? Es como si el ejercicio del poder llevara a su propio exceso y desbarajuste. ¿Cuál es el basamento afectivo de la hipérbole del poder, la estructura fenomenológico-afectiva de lo que los griegos entendían por ?hybris?? He ahí algunas de las cuestiones a que se enfrenta Marc Richir, uno de los pensadores más importantes a día de hoy, autor de una obra imponente, verdadera refundición de la fenomenología.
Junto a las problemáticas aludidas, esta obra sienta, asimismo, las bases de toda una fenomenología del vínculo social, elemento en el que se cimenta el poder político. ¿Qué hace de una sociedad algo más que una mera suma de individuos? ¿Qué papel desempeñan, en el aderezo ? o en la usurpación ? de este vínculo social las figuras del jefe, del príncipe ? o del tirano? ¿Hasta qué punto puede la percepción o ?auto-apercepción? que el pueblo tiene de sí mismo prescindir o no de la mediación (aperceptiva) en y por la figura de un jefe o de un príncipe? ¿Cuándo y cómo se vicia y pervierte dicha mediación, pasando de ser benefactora a convertirse en una suerte de secuestro afectivo a gran escala, desde el caso de la ?servidumbre voluntaria? más o menos leve a los horrendos totalitarismos de nuestra historia más reciente? ¿Y qué decir de los momentos revolucionarios y, en ellos, de lo que Richir denomina el momento de ?lo sublime en política?? ¿Cuál es el estatuto fenomenológico de las iluminaciones utópicas que despuntan en esos lances? He ahí sólo algunas de las muchísimas preguntas que, al correr de estas páginas, va desgranando con auténtica maestría Marc Richir.
La contingencia del déspota nos pareció, por lo que llevamos apuntado, el mejor modo de abrir paso a ulteriores proyectos de publicación en español de otros escritos de Richir. Pero, más fundamentalmente, esta obra nos pareció también la más adecuada para iniciar, en Brumaria, un ?ciclo fenomenológico?; abriendo a la fenomenología desde los registros propios de un análisis político del tiempo presente. [...] Por eso, una vez más, y hoy más que nunca, sólo nos queda pensar. Jamás fue tan acuciante la necesidad de teoría. A esa necesidad entiende responder Brumaria con la publicación de esta obra.
