Desde su salida a la luz pública en los medios de comunicación internacionales, el fenómeno WikiLeaks ha situado el destino de nuestra era digital en el territorio de una encrucijada: la que, como ha señalado Edwy Plenel, duda entre la llegada de un nuevo espacio público, donde toma forma una democracia reencontrada y reinventada, y la emergencia secreta de un mundo orwelliano sospechosamente indistinto y permanentemente vigilado. La inversión del panorama fabulado por George Orwell, con un Gran Hermano potencialmente sometido ahora a vigilancia, crítica y cuestionamiento por los mismos ciudadanos a quienes se supone que estaba destinado a controlar ¿significa que nos encontramos ante la emergencia de un nuevo paradigma en los regímenes de visibilidad de nuestras sociedades?