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El cine homosexual subversivo se fundamenta en dos premisas. La primera afirma que la homosexualidad, en cuanto sexualidad herética, es una realidad política que se puede gestionar de múltiples maneras. La segunda defiende que el cine, como medio privilegiado para registrar y gestionar realidades, es una efectiva herramienta para el análisis de las estrategias políticas que la homosexualidad es capaz de poner en marcha. En España, los años setenta supusieron un momento de inflexión para la historia de la homosexualidad. De forma paralela a los numerosos cambios sociopolíticos que se estaban produciendo en el país -transición democrática incluida-, el movimiento de liberación gay y lésbico emergió con fuerza de las catacumbas del franquismo, al mismo tiempo que en las grandes ciudades se desarrollaban diferentes espacios de socialización homosexual. Ambos hechos propiciaron que gais y lesbianas comenzaran a articular una cultura propia entre la que destacó el cine homosexual subversivo. Este subgénero cinematográfico estuvo compuesto por películas que contienen significados que transgreden la heteronormatividad, plantean identidades alternativas o portan mensajes que cuestionan los tabúes sociales, culturales y políticos respecto a la sexualidad. Durante las décadas de los setenta y ochenta, este cine se desarrolló entre los entramados políticos, sociales y culturales de una España en construcción, conformando una contundente propuesta desestabilizadora del entramado de dominación heteropatriarcal.